Mundialmente, la industria textil está buscando fibras que conlleven para una actitud hacia las preocupaciones ambientales y de sostenibilidad. Aunque las fibras sintéticas – comparadas con las fibras naturales – se puedan obtener en una amplia variedad y de forma fácil y económica (en la mayoría de los casos), su impacto negativo en el medio ambiente no se puede ignorar. Así, las fibras naturales se convirtieron en la alternativa obvia.
El algodón es una fibra natural, pero debido a la utilización intensiva de fertilizantes y pesticidas en su proceso productivo, es uno de los cultivos más insostenibles. De los 20 millones de toneladas de fibra producidas cada año, 18 millones de toneladas son de algodón. El algodón es responsable por 20% de los pesticidas introducidos en la biodiversidad; además utiliza químicos que surgen del petróleo. Esto es alarmante, porque el algodón sigue siendo la fibra más utilizada en el mundo y su demanda está aumentando..
Dadas las circunstancias, es necesario reducir nuestra dependencia del algodón, identificando y promoviendo otras fibras naturales. Como resultado, las fibras de ortiga (nettle) ganaron una nueva importancia e interés en la industria textil.
La ortiga común, Urtica dioica, se encuentra en todas las áreas templadas del mundo. Crece con éxito en suelos nitrogenados y ultra fertilizados.
Dado que la ortiga crece fácilmente en abundancia, es resistente a enfermedades y plagas, no hay necesidad de fertilizantes químicos u otros aditivos peligrosos para estimular artificialmente el crecimiento de las plantas. Al igual que el cáñamo (hemp), la ortiga utiliza mucho menos agua. Esta combinación de propiedades hace que el proceso de cultivo de la ortiga sea sostenible.
La ortiga no es solamente sostenible. Es capaz de mejorar el medio ambiente donde crece, al ayudar a controlar la erosión del suelo y a prevenir los deslizamientos de tierra.
Las fibras tienen un núcleo hueco, lo que significa que pueden retener el aire en el interior, creando así un aislamiento natural. Las fibras de ortiga pueden ser frías en el verano, torciendo los hilos bien apretados para reducir el aislamiento. En invierno, con una torsión baja, la cavidad permanece abierta, permitiendo una temperatura constante.
Al contrario de las fibras de cáñamo, no hay ninguna cuestión legal asociada al cultivo de ortiga. Así que, la ortiga se convierte en una cultura de rendimiento viable y legal.
La fibra de ortiga se caracteriza por su brillo. Tiene alta resistencia a la tracción y a arrugarse, y su suavidad es similar a la del algodón. Las fibras son extremadamente absorbentes, antimicrobianas y antibacterianas.
No hay necesidad de preocuparse por la picadura de las ortigas, porque al cortarlas y deshidratarlas, la presión disminuye y no causan irritación.